Todos los seres humanos tenemos en nuestros
cromosomas mitocondriales nuestro historial genético desde que nuestra
especie, el Homo Sapiens, hizo su
aparición sobre la tierra. Los avances de la genética así como de la
antropología han determinado que la
primera raza humana ha sido, sin lugar a dudas, la raza negroide, la base de esta afirmación
científica tiene su sustento en que las primeras apariciones de restos fósiles
de huesos humanos más antiguos han sido encontrados en el áfrica ecuatorial a
saber en Etiopia y en la zona donde actualmente domina el desierto del Sahara,
que en la época en que aparece el hombre era una selva tropical con
temperaturas por encima de los 40 grados centígrados, a temperaturas tan
elevadas la naturaleza proporcionó al hombre una sustancia que lo protegiera
contra los rayos ultravioletas del sol, esta fue la melanina que es producido
por los melanocitos que son células epiteliales que forman parte de nuestra
piel, la mayor cantidad de melanina hace que nuestra piel sea muy oscura por
esta razón los primeros humanos de hace 150 mil o 200 mil años (épocas en la
que se cree que hizo su aparición nuestra especie sobre la faz de la tierra) tenían
la piel demasiada oscura (negra) lo que le permitiría que los rayos
ultravioletas pasan a nuestro organismo
en la cantidad suficiente para que en reacción con el ergosterol produzca la
vitamina D, muy importante en nuestro organismo la cual la utiliza para la evitar
el raquitismo, una enfermedad producida por la falta de suficiente vitamina D
(deficiencia de vitamina D). La vitamina D se necesaria para combatir la debilidad
ósea (osteoporosis), el dolor de huesos (osteomalacia), la pérdida ósea en las
personas con un trastorno llamado hiperparatiroidismo, y una enfermedad
hereditaria (osteogénesis imperfecta) en la cual los huesos son especialmente
frágiles y se quiebran fácilmente. También se usa para la prevención de caídas
y fracturas en las personas con riesgo de osteoporosis y para prevenir el
desarrollo de bajo nivel de calcio y pérdida ósea (osteodistrofía renal) en las
personas con insuficiencia renal. La vitamina D se usa para las enfermedades
del corazón y de los vasos sanguíneos que incluyen la presión arterial alta y
el colesterol alto. También se usa para la diabetes, la obesidad, la debilidad
muscular, la esclerosis múltiple, la artritis reumática, la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica (EPOC), el asma, la bronquitis, el síndrome premenstrual
(SPM), y las enfermedades de los dientes y encías.
Sin embargo hace 90 mil años se da inicio a la última
glaciación en nuestro planeta, es decir todo el hemisferio norte de nuestro
planeta alcanzo temperatura muy bajas, tanto así que todo el continente Europeo
fue algo parecido a la Antártida de nuestros días, este cambio climático global
trajo muchos estragos al África Sahariana, convirtiendo toda esa basta vegetación
en una zona desértica en unos decenios de años, obligando a la población de
homo sapiens acantonadas en esas áreas a migrar a otros zonas que le
permitieran el sustento diario, un grupo migro más hacia el sur del continente
africano mientras que otros se fueron más al norte entrando al Asia Menor y de ahí
a través del península arábica poblar la india y el Asia Septentrional, como la China actual y Mongolia
eso hace unos 70 mil años antes de nuestra era, originándose así la raza
mongoloide que a su vez 58 mil años después cruzan masivamente el estrecho de Bering
aun en plena era glacial para poblar el
continente americano, conforme el Homo sapiens se iba instalando a nuevos
ecosistemas menos calurosos y mas fríos, ya no era necesario que su piel se
protegiera de los rayos ultravioletas y por el contrario necesita de esos rayos
para producir la vitamina D que tanto necesita su organismo.
Siguiendo
con la empuje migratorio del hombre prehistórico en la búsqueda de nuevos habitads, hace 50 mil años el hombre
migra a Australia y Oceanía y finalmente
hace aproximadamente 35 mil años migra
del Asia menor hacia la Europa glacial, donde los días eran más cortos que las
noches, por ello que los migrantes humanos que pueblan esta región necesitan de aprovechar cada rayo de sol el que a su vez
ayuda en la reacción del ergosterol de la piel para producir vitamina D; un
elevado porcentaje de melanina sería una barrera que impediría este aprovechamiento,
es así que con esta última migración del hombre prehistórico da origen a la
raza caucásica o blanca, la última de las razas que dio origen nuestra
humanidad. La variedad de tonos de piel así como las características morfológicas
de nuestra especie en cada una de sus características
raciales tiene que ver con el ecosistema en la que se desenvuelve estableciendo
habitad en zonas más templadas, menos inhóspitas, y en persecución de los grandes animales de caza.
Por todo lo expuesto podemos afirmar que “no
hay sustento para las teorías eugenésicas que defienden la supremacía de
ciertas razas; al contrario, la diversidad obedeció a las circunstancias de un
proceso evolutivo y prolongado de adaptación biológica y migración, no a otra
cosa”. No existe la raza pura, cada uno de nosotros llevamos en nuestros genes
mitocondriales las señas de nuestra raza oriunda; es decir la raza negra. Por
eso si tomamos textualmente lo que se lee en el texto bíblico en la que dijo Dios: “Hagamos
al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza….” (Gn. 1,26) entonces
tendríamos que suponer que Dios es negro.