LA MUJER EN EL ANTIGUO EGIPTO
POR GUILIANA ZORRILLA
INDICE
I .- INTRODUCCION
II .- LA
MUJER EN EL ANTIGUO EGIPCIO
A.- LA MUJER
EN LA ECONOMIA EGIPCIA Y SUS DERECHOS
B.- VIDA EN
FAMILIA
C.- OCUPACION
DE LAS MUJERES
D.- EDUCACION
E.- MUJER Y RELIGION
III.-
CONCLUSION
I.-INTRODUCCION
Desde que a
mediados del siglo XIX las mujeres consiguieron su participación en el sistema
educativo superior en igualdad de condiciones que el hombre en Europa y los
Estado Unidos de Norteamérica; las sucesivas conquistas sociales por su
inclusión y participación en la sociedad en todos los campos de la actividad
económica, social y política fue lenta y penosa sino recordemos cuando en 1848
en New York varias mujeres organizaron la primera convención de los derechos de
la mujer, fueron perseguidas y encarceladas; luego también participaron en las
jornadas de lucha por la disminución de las horas laborales y en 1908 las
trabajadoras textileras de la fábrica Cotton tomaron las instalaciones
reclamando la disminución de la jornada de trabajo a diez horas diarias, un
salario y descanso justo; el dueño mando a incendiar la fábrica muriendo 130 mujeres. En 1928 en Inglaterra tras dos
décadas de luchas en grandes manifestaciones consiguieron el derecho al voto,
que luego se extendió a los demás países occidentales, a partir de entonces el
rol de la mujer dentro de la sociedad ha sido más importante hasta el presente
siglo, esto desde luego en el mundo occidental ya que todavía en otras partes
del mundo, principalmente en los países musulmanes todavía la mujer se encuentra
en situación de mucha dependencia en relación con el hombre.
Pero haciendo
un repaso histórico uno observa que la situación de dependencia de la mujer
tuvo sus orígenes a las antiguas civilizaciones grecorromanas de quienes el
actual mundo occidental heredo su
cultura; sin embargo en el mundo antiguo la situación de la mujer no siempre
fue de total sumisión ante el hombre. Cuando uno revisa la historia de la
antigua civilización Egipcia observa que hace más de cuatro mil años la mujer ya tenía una situación igualitaria
ante el hombre en muchos campos de la actividad social en esta antigua cultura.
El presente trabajo monográfico intenta profundizar este aspecto, ya que es muy
interesante investigar cómo hace miles de años las mujeres en la civilización
egipcia tenían casi el mismo derecho y
la libertad que los hombres a diferencia del resto de las sociedades que los
rodearon. Aunque la diferenciación de género estaba presente, las mujeres
fueron tratadas mucho mejor que en otras sociedades como Mesopotamia, Grecia,
Esparta, Babilonia, etc. La situación de igualdad de género dependía de la
clase social y no en el sexo, hasta el punto de que en el antiguo Egipto había
una mujer que se convirtió en faraón llamado Hatshepsut (1508-1458 AC).
Las mujeres
en el antiguo Egipto disfrutaban de los privilegios que las mujeres en otras
sociedades no lo hicieron, como los derechos legales y económicos, la posesión
de los bienes, de determinados puestos de trabajo y la participación en los
rituales religiosos; también está claro que consideraban la presencia
femenina en la religión, ya que algunos
de sus cultos principales eran por su diosas tales como Nut, Neith, Nekhbet, Hatho , Mut y Isis.
Lo que me
gustaría saber a través de este trabajo de investigación es por qué las mujeres
de la antigua cultura egipcia fueron tratadas de manera diferente del resto de las antiguas culturas,
creo que consideraban importante el género femenino, debido a que ella
representaba la fecundidad, parece que esta creencia tiene un origen teológico.
II.- LA MUJER
EN TIEMPO DE LOS ANTIGUOS EGIPCIOS
A) LA MUJER EN LA ECONOMIA EGIPCIA Y SUS DERECHOS
Por lo que se sabe a través de transcripciones jeroglíficas, ya sea en
papiros o en murales, existía igualdad jurídica entre hombres y mujeres en el
antiguo Egipto, sin embargo según los estudios llevados a cabo por reconocidos
historiadores egiptólogos como Christian Jacq, Christiane Desroches Noblecourt,
Gay Robins, entre otros, en la práctica
esta situación variaba en las etapas dinásticas por la que atravesó la
civilización Egipcia a través del tiempo donde las mujeres se veían disminuidas
de esta condición igualitaria por
influencia de la conquista de otras culturas como en la XV dinastía con el
dominio de los Hicsos en el alto egipcio
o en la dinastía Ptolemaica por la civilización helénica quienes impusieron sus
costumbres, sin embargo esto no quebranto, en términos generales, el concepto socio
teológico que tenían los habitantes egipcios respecto al lugar de sus mujeres
dentro de la sociedad; como sea en el tiempo en que les tocó vivir, la egipcias
tuvieron el status preferencial respecto a sus similares en género en las otras
civilizaciones del antiguo medio oriente
asiático. Sin embargo la ley de equidad entre el hombre y la mujer no se
aplicaba por igual en todos los estamentos sociales.1
Según se sabe las mujeres podían
manejar su propia herencia o estar al frente de un negocio. Ninguna ley
obligaba a una mujer a convivir con un hombre, pues la mujer soltera poseía
autonomía jurídica y bienes propios que
administraba ella misma. Las mujeres podían contraer matrimonio a partir de los
quince años para lo cual necesitaban el permiso del padre, luego se redactaba
un contrato en términos de igualdad, para sancionarlo no hacía falta ninguna
ceremonia. Al casarse, la mujer
mantenía su nombre, solamente hacia saber su situación civil añadiendo el término
de “esposa de”, ya que el matrimonio no constaba como un acto administrativo, ni tampoco era una
demostración religiosa.
Simplemente, ratificaba el
hecho de que un
hombre y una mujer deseaban
convivir, eso en el
caso en que se hiciera un contrato
matrimonial, que no era necesario
más que a
efectos económicos para diferenciar el Patrimonio de cada cual. El
marido debía garantizar el bienestar de su esposa, incluyendo, por supuesto, el
plano material. Una diferencia notable entre la sociedad egipcia y las otras sociedades
del antiguo medio oriente es que el estado de virginidad de la recién casada no
era relevante, “el Egipto faraónico no hizo de este asunto una cuestión de
honor ni un motivo de preocupación. A las jóvenes egipcias no se les prohibía
tener relaciones sexuales antes del matrimonio. Como una de las bases de este
era la fidelidad, se recomendaba vivir amoríos y relaciones pasajeras antes de
un compromiso que se pretendía definitivo y para toda la vida. En documentos
tardíos, sin embargo, se menciona un regalo de la virgen, es decir, bienes
materiales que el marido ofrecía a su mujer a cambio del don de su virginidad. Más
sorprendente todavía, y de un liberalismo que nuestra época todavía no ha
igualado, son los contratos de matrimonio temporales, es decir, de prueba por
un periodo de tiempo determinado. En algunas circunstancias se juzgaba
preferible probar los sentimientos.”2
Existía el divorcio cuando una de las
partes era repudiada por la otra en cualquier caso, el marido debía mantener a
la ex esposa; pero existían algunos casos, sea por costumbres étnicas o
morales, en el que algunas mujeres eran entregadas en matrimonio por
conveniencia económicas de la familia lo cual hacia que ellas se vieran
atrapadas a este compromiso contra su voluntad lo que podría inducirlas al
adulterio, y es aquí donde podemos encontrar una marcada diferencia entre los
sexos en el Antiguo Egipto ya que el hombre si podía tener concubinas en su
hogar eso era legal y no era penado por cometer adulterio; pero para la mujer el
adulterio era un delito muy grave, y podía ser castigada con la amputación de
la nariz o con la muerte inclusive. El divorcio de mutuo acuerdo era la regla
general, donde la mujer regresaba a la casa paterna con las pertenencias a que
por derecho le correspondía y que era generada en su pasada vida matrimonial. Podían
existir muchos causales
para el divorcio, pero aquella
motivada por la
infertilidad de la mujer era mal
visto por la sociedad a tal punto de ser despreciada; y
es que para
todas las civilizaciones antiguas
la fertilidad no solamente era un mandato religioso sino
también significaba una manera de preservar la etnia y para los egipcios era
una de sus principales premisas.
Pero no necesariamente la esterilidad
de la esposa en el matrimonio podía llegar a ser motivo de divorcio; si había
amor de por medio, ellos podrían llegar a un acuerdo en el que el esposo podría
engendrar hijos a través de una concubina y la esposa adoptarlos como propio y
de esta manera asegurar la continuidad de la familia y el buen nombre de la
mujer.
Sin embargo en estos casos los hijos
de la concubina no tenían las mismas prerrogativas que los hijos de legítimos,
Christiene Desroches nos ilustra al respecto
con un relato muy particular recogido de la traducción de uno de los papiros
encontrados en la tumba de Khnumhotep II, un noble monarca de Beni Hassan
(ubicado en el Egipto medio), entre la época de Amenemhat II y su sucesor
Sesostris II (1912 y 1893 antes de nuestra era) y que dice lo siguiente:
“….Khety fue la importante esposa de Khnumhotep II, monarca de Beni Hassan y le
había dado siete hijos a su marido; pero
no demasiado lejos vivía la tesorera de Khnumhotep, que parece que tuvo
demasiado éxito en la gestión de las propiedades que se le habían confiado
como en conseguir el corazón de su
señor. Se llamaba Tchat, nacida en Neteru, y se convirtió en su concubina. Como
era natural Khety, la señora de la casa, aparece representada en los muros de
la tumba familiar rodeada de sus siete
hijos, pero tuvo que aceptar que también
aparecieran en ella los tres hijos de Tchat, acompañados por su
progenitora. Dado que esta era concubina y que todavía vivía la esposa de
Khnumhotep, Tchat aparecía nombrada con su título de Tesorera. En todas las
paredes de la capilla rupestre en las que aparecía Khety, dándose importancia
al lado de su marido, detrás se veía a Tchat sentada y más pequeña, es cierto,
pero ahí estaba y nadie podía decir nada en su contra. Su hijo mayor Mheri
murió poco después y fue enterrado en una tumba modesta sin mención del nombre
de su padre, puesto que este no se había casado con aquella que lo trajo al
mundo. Hubo de esperar a la desaparición de Khety para que Tchat se convirtiera
en la segunda esposa de Khnumhotep II. A partir de entonces pudo aparecer junto
al monarca como su señora de la casa y sus demás hijos recibieron tumbas dignos
de su rango.”3
Otro aspecto importante es que la
sociedad egipcia siempre cuidaba por la protección al desamparo de la mujer
para lo cual establecía sanciones en caso de divorcio en la que obligaban al
marido a dar una pensión alimenticia compensatoria. En cuanto a la custodia de los hijos, se supone que quedaban a cuidado de la madre,
siempre y cuando ella tuviera con qué
alimentarlos en caso contrario pasaban a la custodia del padre.
En caso de que la mujer enviudara, se
convertía en heredera de una tercera parte de los bienes familiares (el resto
se repartía entre los hijos), teniendo la libertad de administrarlos como lo
deseara, aún en el caso de que volviera a casarse. Sin embargo la situación de
la mujer viuda era muy relativo en cuanto al amparo y derechos que esta pudiera
tener dentro de la sociedad y en todo caso estaba sujeta al status social y
económico de su familia, parece que la situación de la viuda en las clases
bajas era desfavorable sobre todo a partir del Imperio Medio en adelante; esta situación lo hace ver Gay Robins cuando
afirma que “….algunas viudas eran muy vulnerables y se situaban entre los
pobres y desasistidos de la sociedad. No se trataban de mujeres ricas por si
mismas o que tenían un fuerte sostén familiar sino de aquellas que durante la
vida de sus maridos dependían de ellos y
que a su muerte dejaban a sus esposas con pocos o nulos medios de sustento.
Ellas serian incapaces de enfrentarse con matones codiciosos que intentasen
aprovecharse de ellas.”4
B)
VIDA EN FAMILIA
Las mujeres llevaban las riendas del
hogar y en muchas ocasiones ellas tomaban decisiones importantes sobre asuntos
de la economía del hogar, el cuidado y la educación de los hijos etc.; a las
mujeres de la elite se las confería el título de “nebet per” que quiere decir
Señora de la Casa, según parece este título la empezaron a llevar a partir del
Imperio Medio. Los egipcios estaban totalmente convencidos que las mujeres
tenían un destino divino para llevar a cabo la conducción de la casa familiar.
El sabio Any del Imperio Nuevo; en un pasaje del manuscrito del Papiro 4 Bulak conservado en el Museo del
Cairo; y el que se denominó “Instrucción de Any” recomendaba que el esposo no
tenía por qué cuestionar la labor de su esposa y decía: “No controles a tu
esposa en su casa, cuando sabes que es eficaz; no le digas ‘¿Dónde está esto?
Cógelo’ Cuando ella lo ha puesto en el lugar correcto. Que su ojo observe en
silencio, entonces reconocerás su habilidad”5; y concluye “Hay
mujeres cuya naturaleza consiste en hacer todo lo posible para honrar al gran
Dios… Una mujer que gobierna bien su casa es una riqueza insustituible”.6
Las mujeres de la elite a menudo contrataban sirvientes y
supervisaban el trabajo que hacían, con frecuencia disfrutaban de sirvientes
que las bañaban y las vestían con el mejor lino. Tenían el tiempo libre para
comer lo que querían, disfrutar de juegos de mesa, jugar con los niños y beber
vino cuando se entretenían. En cambia las mujeres de las clases bajas además de
hacer sus quehaceres domesticas a veces acompañaban a sus esposas en las faenas
agrícolas.
“Una mujer excelente, de noble carácter, es
como el alimento en un periodo de hambre” esto escribía el moralista
Anjsesonger quien al parecer quería resaltar el papel del ama de casa como la
de encargada de comprar y preparar los
alimentos del hogar; las mujeres de la elite encargaba las compras de los
suministros alimenticios a sus
sirvientes a las almacenaba en una estancia especialmente construida esta
función; en cambio
las amas de casa de condición más modesta
acudían a los mercados populares donde
conseguían los productos destinados a la alimentación familiar que vendían los
comerciantes ambulantes y caravaneros. El alimento base que preparaban era el
pan cerveza; que se preparaba con harina de cebada mojada en un tamiz, la
cebada era previamente fermentada en agua y rociada con licor de dátiles. El
tamizar, moler, amasar y mojar la masa del pan era una labor tradicional de la
mujer; era a los hombres a quienes les correspondía el horneado del pan.
El cuidado a los hijos dentro de la
familia egipcia estaba totalmente a cargo de la madre quienes se esmeraban por
cumplir esa función a cabalidad, las mujeres de la elite contrataban personas
para que les ayuden en esta función , los egipcios sabían que la leche materna
era muy importante para el desarrollo del bebe por esta razón que el destete
recién se hacía cuando la criatura cumplía los tres años, muchas mujeres de la
elite no querían amamantar por mucho tiempo a sus bebes por esta razón
contrataban a una nodriza quien no solamente amamantaba al bebe sino que
también resolvía un sinfín de problemas relacionados con su cuidado, Christian
Jacq nos menciona la existencias de nodrizas que trabajaron en el palacio real
del faraón y que pasaron a la posteridad ya que aparecen pintadas en sus paredes o incluso en las tumbas
reales, veamos: “El sabio Paheri hizo figurar a sus tres nodrizas en las
paredes de su morada para la eternidad. Satre nodriza de la reina Faraón
Hatsepsut, tuvo el privilegio de ver su estatua erigida en el interior del recinto del templo de Dayral-Bahari.
Maryt, esposa de un jefe de tesoreros (Tumba tebana núm. 63) fue nodriza de la
hija del faraón y el mismo rey alabo sus servicios. Amenhotep II un rey al que
se calificaba de ‘deportivo’ por sus hazañas en el tiro con arco y el remo,
profesaba un vivo afecto por su nodriza, la madre del alto dignatario Kenamon.
En la tumba tebana (núm. 93) de este último, el rey se hizo representar sentado
en el regazo de su nodriza, instalado sobre una especie de trono…”7
La situación de las mujeres de las
clases bajas no era tan fácil había tanta mortalidad en
el parto como
también mortalidad infantil,
que las madres daban de
beber a sus
niños una bebida
a base de
cebada fermentada muy
parecida a la cerveza pero con menos
cantidad de alcohol, los antiguos médicos egipcios tenían el convencimiento que
esa bebida era suficiente para matar las
bacterias y que era segura para beber.
C)
OCUPACION DE LAS MUJERES
A juzgar por las documentaciones
encontradas en los diversos papiros de las diferentes épocas en el periodo en
el que predomino la civilización Egipcia, se sabe que las mujeres no solo se
dedicaron en las labores domésticas del hogar sino que también desempeñaron
otros oficios, algunos de ellos tradicionalmente desempeñados por los hombres;
en estas fuentes abundan información de los oficios desempeñados por las
mujeres principalmente de la elite, hay una inscripción correspondiente al
Imperio antiguo (Estela de Abydos conservado en el Museo de El Cairo) en la VI
dinastía donde se hace saber que había una dama
que fue juez y visir (que es el título que se le confirió al hombre de
confianza del faraón, algo así como un primer ministro de nuestros tiempos),
Christian Jacq nos ilustra detales de la referida dama: “El documento conserva
la memoria de los títulos de una dama llamada Nebet, ‘la soberana, la señora’,
que fue princesa heredera (repaf), directora jefe (haty-hatet), hija de Geb,
hija de Thot, compañera femenina del rey del Alto y Bajo Egipcio, hija de Horus
y… juez y visir”8;esta dama era, a saber, la suegra del faraón Pepi
I quien le otorgo su confianza. Algunos otros oficios desempeñados por las
mujeres fue la de Jefe de Finca (una labor habitualmente asignada a los
hombres), Supervisora de Tejidos,
Inspectora del tesoro, Supervisora de la Casa de confección de Tejidos,
Supervisora de cantores y bailarines, de la cámara de pelucas, nodrizas etc. La
actividad de las mujeres egipcias en los negocios, por lo que sabemos de los
documentos antiguos que nos ha legado esta civilización, estaba vinculado
exclusivamente a las mujeres pertenecientes a la elite, la clase alta y media;
mas no así en la participación de las egipcias en los templos sea como
sacerdotisas o iniciadas ya que también participabas de los rituales las
mujeres de la clase baja y de acuerdo a sus capacidades y cualidades personales
podían llegar a ser sacerdotisas (esta aspecto en detalle los veremos en el
capítulo relacionado con La mujer y la Religión).
El antiguo Egipto fue una sociedad
muy jerarquizada y los títulos que
podían ostentar una persona tenían mucha importancia individual, habían títulos
de
nobleza destinados exclusivamente
para la elite y que daban prestigio pero no autoridad; pero también existía
otra categoría de títulos que se les daba a las personas que tenían mejor
desempeño en algún trabajo u oficio y eran muy anhelados por los sectores
medios y bajos de la antigua sociedad
egipcia, lo cual nos hace ver que existía una sociedad meritocratica que
es un sistema muy eficaz para lograr que las personas se esfuerzan en ser los
mejores en las labores que hacen y las mujeres egipcias no estaban exentas en
esta competencia de reconocimientos. Encontramos una referencia en la obra de
Christian Jacq en la que dice: “Tejedoras e hilanderas ejercían una profesión
tan importante, a juicio de las autoridades, que sus obras maestras se veían
recompensadas de manera extraordinaria. Un bajo relieve de la Baja época
(Relieve neomenfita de Nefersejem-Psametico, Museo de El Cairo) representa a
cinco mujeres miembros de una comunidad artesanal. Se hallan en presencia de un
gran personaje, ‘el escriba de los libros divinos’, al que asisten un escriba, en cuclillas, y un
intendente. Este último llama a una de las mujeres y le entrega un collar y
algunas joyas en recompensa por el trabajo bien hecho. Repetido tres veces, un
texto precisa que las tejedoras reciben en pago ‘el don del oro’. Estas
riquezas procedían de una cámara del Tesoro que el escriba de los libros
divinos había aceptado abrir; la cantidad extraída la anotaba luego
escrupulosamente el llamado escriba del oro.”9
D)
EDUCACION
Hasta la fecha hay controversia entre
los investigadores egiptólogos si es que las mujeres en todas las clases
sociales han tenido el acceso a la educación tal como lo tenían los hombres,
sin embargo la mayoría coincide que un pequeño porcentaje de las mujeres de la
elite hayan tenido acceso a ello. En el capítulo de los derechos de la mujer
recogimos una referencia de Christiane Desroches que cuenta de la concubina de un
monarca de Beni Hassan en el Imperio Nuevo, llamada Tchat, que era la tesorera
de los bienes de este señor, lo cual
quiere decir que la dama en cuestión debería haber tenido un grado superior de
instrucción. Otros historiadores dudan que la mayoría de las mujeres hayan
tenido algún tipo de acceso a la educación, por la razón de no existir un
manuscrito literario con un nombre femenino, y en el caso de las mujeres de la
elite, pudiera ser que hicieran uso de
algún escriba bajo su mando para enviar por escrito algún mensaje o efectuar
algún calculo contable; opinión contraria tiene Christian Jacq quien manifiesta
que tanto las niñas como los niños tenían acceso a la enseñanza de la escritura
y la lectura en las escuelas del pueblo que por lo general funcionaban en los
templos. “El núcleo de toda educación avanzada o no, era el respeto y
conocimiento de Mata, la regla eterna. Para aplicarla en la vida cotidiana, la
niña debería amar la verdad y detestar la mentira, evitar los excesos y las
pasiones destructivas, no considerarse el centro del mundo y hablar en el
momento oportuno, respetar la palabra dada, no reaccionar al mínimo impulso
procedente del exterior, reconocer la presencia de lo sagrado y del misterio en
todas las cosas y tratar de actuar con rectitud.”10
E)
MUJER Y RELIGION
No ha existido ninguna otra
civilización en la antigüedad que la Egipcia en el que la mujer tuviera una
importante participación en el culto de sus divinidades; empezando con la
esposa del faraón quien era considerada soberana de todos los cultos y al perecer
sacerdotisa principal en todo el imperio, ella oficiaba los ritos oficiales en
el templo de la capital y delegaba estas funciones a grandes sacerdotisas,
previamente preparadas en las enseñanzas impartidas en los templos a la cual
tenían acceso y llegaban a ser incluso iniciadas en los grandes misterios del
conocimiento de la intricada teología egipcia; estas sacerdotisas oficiaban en
las principales ciudades del imperio. Desde luego que esta función no era
exclusiva de las mujeres también hubieron grandes sacerdotes lo cual indica que
las funciones sacerdotales eran compartidos entre hombres y mujeres. El
sacerdocio desde el Antiguo Imperio era hereditario, Christian Jacq nos comenta
que “Nekanj, noble del imperio antiguo y gran sacerdote de Hator11,
tuvo que repartir su cargo sacerdotal entre sus hijos. Uno de ellos era una
muchacha, pero Nekanj no hizo distinciones entre sus hijos, a su hija se le
asignó una función tan importante como la de sus hermanos y según la regla de
rotación del servicio que debía cumplirse en el templo, la ejerció durante el
periodo establecido,”12.No existía condiciones para quien quisiera
servir al sacerdocio tanto hombres como mujeres, pues no se tenía en cuenta su
status social ni condición económica, había entre las sacerdotisas mujeres de
la elite así como las que provenían de las clases bajas, todas ellas eran
tratadas en condiciones igualitarias. Cada uno de los nomos (provincias)
mantuvo sus deidades protectoras, lo que significaba la veneración a decenas de
dioses, que adquirían mayor o menor relevancia según la importancia que tuviese
cada ciudad: en Heliópolis se adoraba a Ra, en Tebas a Amón, en Menfis a Ptah y
Hator, etc. Se sabe también que desde la
época del Antiguo Imperio los sacerdotes de Hator eran generalmente mujeres todas ellas
provenientes de la elite continuando
este privilegio a lo largo del Imperio Medio; “El título de sacerdotisa de
Hator sigue siendo común para las mujeres a lo largo del Imperio Medio. Ya
hemos visto que señalaba a quien lo llevaba como perteneciente a las clases
privilegiadas de la sociedad, los maridos de estas mujeres se encontraban entre
los más altos funcionarios del territorio. El equivalente masculino de este
título es raro, aunque en el Imperio Medio había otros sacerdotes varones de
Hator. Entre ellos había supervisores de sacerdotes, una posición que parece
que nunca ocupo una mujer.”13
Además de los sacerdotes en los ritos
ceremoniales, había otras personas que acompañaban en el ritual y que
desempeñaban funciones como músicos, bailarines y sahúmenos la mayoría de ellos
eran mujeres.
III.-
CONCLUSION
La condición de igualdad entre el
hombre y la mujer en el antiguo Egipto tenía su origen en sus creencias
religiosas, desde la época predinástica los antiguos sacerdotes concibieron la
idea de que había una morada de los dioses y que en el principio el dios primordial Athon procrea a la primera
pareja divina; Chu el principio masculino y Tefnet el principio femenino; estos
a su vez procrean a Geb, la tierra como masculino y Neith (conocida también
como Nut) el cielo como femenino y es esta divinidad quien pario a todos los
dioses; el historiador egiptólogo francés Christian Jacq tiene una descripción
muy interesante al respecto nos dice que
Neith era “viento e inundación al mismo tiempo, es la inmensa extensión del agua
que hizo lo que existe, creo las divinidades y los seres, es la gran madre que
hizo fecundas las simientes, todo lo que nace procede ella. Es el gran
antepasado del origen, llego al mundo por sus propios medios; ella es la
primera madre, dios y diosa a la vez. Ser andrógino, hombre en dos tercios de
su persona y hembra en el tercio
restante, varón capaz de desempeñar el papel de una hembra y al
contrario, Neith creo el mundo con tan solo siete palabras. Se dio a luz a sí
misma, recibe los calificativos de padre de los padres y de madre de las
madres”14 parecer ser que en la concepción teológica de los antiguos
egipcios el principio femenino era muy importantes ya que representaba la
fecundidad y estaba relacionada por esta deidad y la graficaban en sus
pinturas como una mujer con el cuerpo arqueado
cubriendo toda la Tierra. La Tierra,
morada de los hombres, también era la Casa de Geb, el dios creador,
representado como un hombre tumbado bajo
Neith. El más Allá, o Duat, el reino de los muertos, donde
gobernó Horus, y posteriormente Osiris, espacio
recorrido en su barca solar por Ra durante la noche, y por donde
transitaban los espíritus de los difuntos sorteando los peligros. El dios
supremo creo tanto al hombre como a la mujer para que siguieran el camino recto
que el señalaba en sus leyes divinas para ser
merecedores de la eternidad “Los libros de sabiduría y moral dictaban la
conducta a seguir, tanto en la familia como en el ejercicio de la profesión de
cada uno.”15
La importancia que tiene esta
concepción teocrática en la antigua sociedad egipcia hace que la mujer también
ocupe un status social en iguales condiciones que el hombre. En la mitología
egipcia existen muchas divinidades femeninas además de Neith, siendo la más
importante la diosa Isis que se asocia
con varios principios: como madre, se convierte en la protección femenina pero,
especialmente, como símbolo de la matriz, la que da la vida. Por medio de esta
diosa, los principios de la vida y la muerte se unen estrechamente. De hecho,
aunque ella esté asociada con los ritos funerarios, es necesario recordar que
la meta de estos ritos era evitar al difunto el experimentar una segunda muerte
en la otra vida, lo que además explica el alimento descubierto en las tumbas
por los arqueólogos. Por otra parte, la vida en su aspecto físico no tiene
sentido más que por la muerte, porque ambos principios forman parte de un
proceso de renacimiento eterno que es, en un sentido espiritual, el ciclo de la
vida. Uno de los símbolos de la diosa es la palmera, el símbolo de la vida
eterna: Isis insufla a su esposo muerto el soplo de vida eterna. Esta idea de
la vida eterna y de la madurez que refleja Isis, reverenciada como Madre
celestial la hará, con el paso del tiempo, la diosa más importante de la
mitología egipcia, llevando su influencia a las religiones de diferentes
civilizaciones donde su culto se consolidará, especialmente en todo el imperio
romano. Es interesante la hipótesis sostenida por Christian Jacq respecto a la
influencia de esta divinidad en la naciente religión cristiana católica hacia
el siglo III E.C. era tan grande la adoración de la diosa Isis entre los
súbditos del emperador romano que los primeros padres de la iglesia católica no
tuvieron mejor idea que ir reemplazando la figura de Isis por la de la Virgen
María, para ir ganando más correligionarios, consiguiéndose este objetivo
cuando en el siglo IV la
iglesia católica fue
declarada como religión oficial
en el
imperio o como se pregunta Jacq “¿No
se oculta Isis bajo los hábitos de la
Virgen María? ¿No tomo está el nombre de “Nuestra Señora” a
la que se han consagrado tantas
iglesias y Catedrales?16
La otra diosa importante era Hathor, considerada como hija de Ra, su
nombre era interpretado como la morada de Horus, porque el sol (Horus) se
encerraba en su seno cada tarde para renacer al día siguiente. También se decía
de ella que era la gran vaca celeste que había creado al mundo y todo cuanto
contiene incluso al sol. Se decía también que era la protectora de las mujeres
porque ella encarnaba todas aquellas cualidades
artísticas y espirituales muy caracterizadas a las mujeres de la época
faraónica como la danza, el canto, la música y todo cuanto afectaban a su
gracia y adornos corporales; también era conocida como diosa del amor algo
parecido a la diosa griega Afrodita. Se creía también en las siete Hathores,
consideradas sus hijas o una manifestación de ella misma, cuyo papel era
parecida al de las hadas de cuento ya que cuando nació un niño, la siete
Hathores iba a su lado y le anunciaban su destino. El principal templo dedicado
a esta divinidad estaba en Dendera donde era venerada como diosa del amor, la
maternidad, la belleza juvenil, la alegría y el erotismo.
La forma como los antiguos egipcios
conceptualizaban a sus míticas deidades
femeninas era un referente que dictaba patrones de comportamiento en las
mujeres egipcias, todo lo que proyectaban sus diosas eran valores muy positivos
que servían de modelos a las egipcias y que les permitía un status en igualdad
de condiciones que el hombre; cosa muy contraria existía en todas las culturas
y civilizaciones del antiguo medio oriente en inclusive de las civilizaciones
grecorromanas, esto lo explica con mucha contundencia Christian Jacq cuando dice: “Mientras que en el mundo
judeocristiano la figura de Eva es cuando menos sospechosa, hecho que explica
el innegable y dramático déficit espiritual de las mujeres modernas, regidas
por este tipo de creencia, en el
universo egipcio las cosas tenían otro
cariz, la mujer
no era fuente
de ningún mal ni de una
desnaturalización del conocimiento,
sino todo lo contrario, era ella a través de la grandiosa figura de Isis, quien
había superado los peores obstáculos y descubierto el secreto de la
resureccion.”17
Por lo expuesto líneas arriba podemos
afirmar inequívocamente que a la mujer egipcia de la época faraónica le toco
vivir en una sociedad donde se le facilitaban todos los medios para
desarrollarse exitosamente en todas sus capacidades, tanto aún más superior que
sus similares en genero de nuestra actual
sociedad con todo su desarrollo tecnológico e industrial en pleno siglo XXI
E.C.
NOTAS
(1)Según Gay Robins “Las mujeres de
clase alta tenían los mismos derechos legales que los hombres y que se podían
comprometer en transacciones económicas en su propio beneficio del mismo modo
que los hombres. Pero cuando planteamos esto en el caso de las mujeres de
posición subordinada en otras áreas de la sociedad tenemos que preguntarnos qué
clase de igualdad se practicaba. Sin
duda las mujeres tenían derechos legales ¿Pero podían ejercerlos libremente
siempre que lo deseaban?” Pg. 150 “Las mujeres en el antiguo Egipto” por Gay
Robins, publicado por British Museum; Ediciones Akal S.A., 1996
(2)Pg. 110 LAS EGIPCIAS (Un retrato de las mujeres del
Egipto faraónico) por Christian Jacq; Tercera Edicion, Editorial Planeta, 1997
(3) pág. 275 “La mujer en tiempo de
los faraones” •Desroches Noblecourt, Christiane (1999). Editorial Complutense.
(4) Pg.149 WOMEN IN ANCIENT EGYPT
por Gay Ronins, publicado por British Museum; Ediciones Akal S.A., 1996
(5)Pag. 99 “Las mujeres en el antiguo
Egipto” por Gay Robins, publicado por British Museum; Ediciones Akal S.A., 1996
(6)Pag.151 LAS EGIPCIAS (Un retrato
de las mujeres del Egipto faraónico) por Christian Jacq; Tercera Edicion, Editorial Planeta, 1997
(7) Pg. 141 LAS EGIPCIAS (Un retrato
de las mujeres en el Egipto faraónico) por Christian Jacq, Edición Planeta
(8) Pag.171 LAS EGIPCIAS (Un retrato
de las mujeres en el Egipto faraónico) por Christian Jacq, Edición Planeta
(9)Pag. 192 LAS EGIPCIAS (Un retrato
de las mujeres en el Egipto faraónico) por Christian Jacq, Edicion Planeta
(10) Pg. 154 LAS EGIPCIAS (Un retrato
de las mujeres en el Egipto faraónico) por Christian Jacq, Edición Planeta,
1997
(11) Hathor fue una divinidad
cósmica, diosa nutricia, diosa del amor, de la alegría, la danza y las artes
musicales en la mitología egipcia. Su nombre significa "El templo de
Horus" o "La morada de Horus", para identificarla como madre del
mismo y, a veces, su esposa
(12) Pg.196 LAS EGIPCIAS (Un retrato
de las mujeres en el Egipto faraónico) por Christian Jacq, Edición Planeta,
1997.
(13) Pg.153 “Las mujeres en el
antiguo Egipto” por Gay Robins, publicado por British Museum; Ediciones Akal
S.A., 1996
(14) Pag.
20 LAS EGIPCIAS (Retrato de las mujeres del Egipto faraónico) por Christian
Jacq. Tercera Edición, Editorial Planeta. 1997
(15) pág. 309 “La mujer en tiempo de
los faraones” •Desroches Noblecourt, Christiane (1999). Editorial Complutense.
(16) pag. 18 LAS EGIPCIAS (Retrato de
las mujeres del Egipto faraónico) por Christian Jacq. Tercera Edicion,
Editorial Planeta. 1997.
(17) pag. 18 LAS EGIPCIAS (Retrato de
las mujeres del Egipto faraónico) por Christian Jacq. Tercera Edición,
Editorial Planeta. 1997.