Sunday, February 9, 2014




¿SON LOS ESCRITOS BIBLICOS LA PALABRA DE DIOS? 



Cuando en una ocasión hice mención de las contradicciones en los evangelios de San Lucas y San Mateo referente al nacimiento de Jesús, algunos amigos vieron en estas declaraciones cierta irreverencia en las escrituras bíblicas; lo cual quiero demostrar que no es así  y para corroborar lo dicho me remito a lo expresado por el papa Francisco I quien en una entrevista dijo: “La Biblia es un hermoso libro sagrado, pero como todas las grandes y antiguas obras, algunos pasajes son anticuados. Algunos incluso nos llaman para la intolerancia o el juicio. Ha llegado el momento de ver a estos versos como interpolaciones posteriores, en contra del mensaje de amor y de verdad, que irradia de otra manera a través de las Escrituras.” Efectivamente en muchos pasajes de los escritos evangélicos se aprecia interpolaciones posteriores que han sido ya indicados por estudiosos serios en la materia: Antonio Piñero Sáenz (“El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”), Ernesto Renán (“La vida de Jesús” y “Historia de los orígenes del cristianismo”),  Daniel Masse (“El enigma de Jesucristo”),  Jhon Dominic Crousan (“¿Quién es Jesús?”) entre otros. Existe un testimonio que hace referencia de los primeros escritos evangélicos y que lo sabemos a través de Eusebio de Cesárea (275 EC- 339EC) en su libro Historias Eclesiásticas  (LIBRO lll, pg.39) y es una carta de Papias Obispo de Hierapolis uno de los primeros padres de la Iglesia y que se dedicó toda su vida en recopilar cuanto texto existían sobre los hechos de Jesús y dice : “Tengo a la mano dos textos sobre los hechos y palabras de Cristo;  un escrito de Marcos, interprete del apóstol Pedro,  escrito corto, incompleto y no dosificado por orden cronológico que comprende relatos y discursos compuestos según las motivaciones y recuerdos del apóstol Pedro. La otra recopilación es de sentencias escritas en hebreo por Mateo y que cada uno ha traducido como ha podido.”  Es indudable que los escritos a que hace referencias Papias quien vivió hacia la primera mitad del siglo II distan mucho de los escritos evangélicos de Lucas y Mateo que tenemos actualmente. No tenemos textos completos de los primeros escritos atribuidos de estos evangelistas que daten del siglo I, se han encontrado algunos escritos incompletos (de algunas cuantas hojas) muy deteriorado del evangelio atribuido a San marcos  escritos en arameo que es la lengua que hablaba Jesús y que data del año  70 EC, es decir cerca de cuarenta años de la muerte del maestro;  asimismo se estima que el evangelio de Mateo fue redactado entre el año 80 EC y 90 EC, el de Lucas alrededor del año 100 EC y el de San Juan entre el año 120 EC y 130 EC (estos últimos escritos en griego) todos estos papiros se hallaron incompletos,  los papiros completos de todos estos evangelios recién se encuentran en el siglo IV en latino o griego que fueron copias de copias de los originales y que forman parte del canon bíblico presentado por  la iglesia católica recién en el año 350 EC. Tal como los conocemos en la actualidad. Que hubo interpolaciones o textos agregados a los originales por los monjes copistas entre los siglos II y IV es un hecho de otra manera no se explica las incoherencias en algunos pasajes evangélicos y contradicciones entre si sobre algún acontecimiento especifico.  

 

 




























































































































































































































































































Saturday, February 8, 2014

El hombre en la historia


Con Víctor Raúl Haya De La Torre y la Juventud Aprista

Aquella primavera de 1976 fueron inolvidables para mi hermano gemelo y el mío propio, pues tuvimos la ocasión de conocer a un personaje de importancia nacional y porque no decirlo también de relevancia mundial: era la época del gobierno revolucionario de las fuerzas armadas presidida por el General Francisco Morales Bermúdez que a pesar de dar un rumbo abierto y menos dictatorial a su gobierno y prometer una transición democrática, quedaron los rezagos del régimen socialista del General Juan Velasco Alvarado a quien destituyó en 1975, pues la literatura comunista inundó las bibliotecas universitarias y de institutos superiores y que de alguna manera llamaron mi atención; en casa nuestro padre tenía una biblioteca personal muy inusual para ser una biblioteca familiar pues ocupaba dos ambientes de nuestra casa; tenia las obras completas de Carlos Marx así como también las obras completas de Víctor Raúl Haya De La Torre,  debo confesar que en un principio asimilé algunos de los postulados del marxismo y del Antiimperialismo y el APRA como un referente para el cambio social de nuestro país y mi hermano gemelo Américo siempre buscaba el equilibrio él apostaba por un cambio dentro de los causes de la democracia tal cual postula Haya De la Torre en “Treinta años de Aprismo”  lectura que había calado hondo en su percepción política ( y es que no exista dos Aprismos, lo que pasa es que los lineamientos de acción del aprismo de los años 30 tenían que ser diferentes a la de los años 50 más aun cuando el mundo político mundial se dividía en dos  tendencias ideológicas, la del comunismo imperialista ruso y la de la libertad y democracia enarbolada por el imperialismo norteamericano; eran épocas de la guerra fría) nuestro padre quien desde muy joven abrazó la causa aprista y queriendo que sus hijos siguieran esta línea ideológica, había notado estas inquietudes nuestras y nos llevó, un día jueves de Setiembre de aquel año, a la “casa del pueblo” (como se le llama al local principal del Partido Aprista Peruano ubicada en la avenida Alfonso Ugarte en el centro de Lima) donde Víctor Raúl Haya De la Torre (fundador del APRA) disertaba una secuencia de clases de Historia, Ideología y Doctrina aprista; en el marco de actividades que llevaba adelante las Universidades Populares Gonzales Prada. Recuerdo que ese día también nos acompañó nuestros hermanos Ulises y María Ortencia así como nuestra querida madre. Estábamos sentados en una de las bancas del aula magna esperando el ingreso de Víctor Raúl, mientras esperábamos nuestro padre se dispensaba por unos instantes para acercarse al estrado a saludar a algunos conocidos suyos quienes eran ni más ni menos don Ramiro Piarle y Armando Villanueva Del Campo;  cuando de un momento a otro los presentes se pusieron de pie y empezaron a hacer unas palmadas de tonadita agradable (después supe que dichas palmas eran tradicionales entre los apristas). Conocíamos a Víctor Raúl Haya De La Torre a través de nuestro padre y quizás por medio de alguna revista o periódico, sin embargo en aquella ocasión sería el primer contacto en vivo y en directo en que tendríamos ante sí la presencia de este gran político peruano; vimos ante nosotros a un anciano hombre octogenario alto, blanco y muy obeso tanto así que su caminar era tambaleante y lento, pero pese a los años a cuestas y su voluminosa humanidad su temperamento irradiaba vitalidad y transmitía cierta ascendencia ante la multitud, característica innata en todo líder. Halla De La Torre muy seguro de sí ordenaba a sus acompañantes para que dispusieran lo necesario para empezar su alocución, se probaban los micrófonos y el volumen del equipo de audio; al empezar sus clases hizo una breve sinopsis de lo avanzado la clase pasada, inmediatamente los nuevos nos pusimos al día, pues se disertaba la historia del aprismo en la época de la llamada la “gran clandestinidad” comprendido entre los años 1936 hasta 1945 y la primavera democrática de los años 1945 y 1948 con el frente democrático y el gobierno de Bustamante y Ribero. Debo confesar que la historia del Perú recién lo comprendí con la manera tan magistral que llevaba adelante sus clases Víctor Raúl y que tanto Américo como yo lo seguiríamos en adelante todos los jueves en la casa del pueblo. Pues bien una vez terminado esta clase el compañero “jefe” (es así como se le llamaba a Haya De La Torre) pasaba a su oficina en el segundo piso del local partidario, donde recibía uno por uno a cada uno de militantes y simpatizantes que deseaban saludarlo, tuvimos que hacer nuestra fila que se prolongaba hasta las escalinatas del primer piso, los partidarios y simpatizantes aprovechaban el momento para pedir autógrafo al gran líder así como para efectuar algunas tomas fotográficas para el recuerdo;  y llego nuestro turno (ahora lamento no haber tenido la intuición de llevar alguna cámara fotográfica para dar testimonio gráfico de este histórico encuentro)y  es en esa circunstancia en que nuestro padre nos presentó a este gran político peruano; Haya De La Torre que conocía a nuestro padre lo saludó efusivamente luego nos saludó y muy cordialmente nos invitó para ese domingo a su casa en Quinta Mercedes ubicado en el distrito de Ate Vitarte, ya que ese día la juventud aprista peruana se reuniría a celebrar un aniversario más de su creación; a Tenchita (como llamábamos a nuestra hermana) Haya le obsequió una pulserita con las inscripciones de la Juventud Aprista Peruana (JAP). Este primer contacto con este insigne personaje causó en nosotros una grata impresión.

Con mucha impaciencia ese domingo en la tarde, Américo  y yo fuimos a Quinta Mercedes, creo que era muy temprano pues éramos los primeros en llegar; nos atendió Jorge Idiáquez, secretario de Haya de la Torre quien nos hizo esperar en los jardines interiores del inmueble que tenía las características de una casa campestre; esperamos sentados en una banca apreciando aquel soleado atardecer, el suave silbido de algunos pajarillos rompían el silencio que en algún momento parecía ser una manera de comunicación extrasensorial entre Américo y yo, luego hicimos más tangible nuestra comunicación y conversamos sobre las didácticas clases de ese último jueves y sin pensarlo pasaron cerca de una hora cuando empezaron a llegar algunos jóvenes en pequeños grupos todos integrantes de la Juventud Aprista Peruana, y en menos de media hora el grupo de jóvenes se hizo más numeroso, algunos llevaron guitarras, quenas y alguno que otro instrumento musical quienes con melodiosos himnos y canciones populares alegraron la tarde, luego nos enteramos que esas reuniones eran muy frecuentes los domingos. Serían las seis de la tarde cuando el “jefe” por fin haría su aparición, inmediatamente los jóvenes lo recibimos con las palmadas tradicionales del saludo aprista y después de entonar la primera estrofa de la marsellesa aprista procedimos a saludar uno a uno al compañero “jefe”, en ese instante Américo y yo aprovechamos para que nos autografiara un libro escrito por Guillermo Thorndike titulado “El año de la barbarie” (en la que se relataba los hechos históricos de la revolución de Trujillo en el año de 1932) y amigablemente escribió el siguiente texto: “ al compañero Abraham Zorrilla De La Barra (nuestro padre) y sus catorce hijos apristas con fraternal afecto de V.R. Haya De La Torre”; cerca de las siete de la tarde los jóvenes empezaron a acomodar varias mesas revistiéndolas con blancos manteles, nosotros ayudamos a colocar en cada lado de las mesas varias bancas, pues se iban a servir las conocidas frejoladas apristas que consistían en un frugal plato de arroz con frejol y huevos fritos pues dada la cantidad de los presentes tenía que hacerse alcanzar la merienda, pero lo que más nos importaba a los presentes era departir con el “jefe”. La reunión se hizo muy amena cuando Haya De La Torre nos contaba muchas de sus vivencias en su visita en otros países, nos hablaba de las costumbres en los países orientales, así por ejemplo la existencia de las castas en la India, lo profundo de la filosofía hindú y la creencia de la encarnación del alma muy difundido en la cultura oriental. De pronto hizo su aparición un joven que luego supimos era Carlos Roca dirigente estudiantil de La Universidad Católica del Perú; y según nos enteramos llegaba de Europa de una convención de la Juventud Socialdemócrata, Haya le preguntó por Alan García quien por esos años seguía cursos de post-grado en España; para nosotros era la primera vez que escuchábamos ese nombre sin embargo para la mayoría de los presentes ya era todo un personaje que por sus dotes de orador y su gran ascendencia como líder juvenil, era todo una promesa de la nueva generación aprista. Esa tarde fue inolvidable para nosotros, pues a partir de esa fecha y durante todo el año 1977 no dejamos de asistir todos los jueves a nuestras clases de adoctrinamiento aprista. Para el año 1978 el gobierno militar había decretado elecciones para elegir un Congreso Constituyente, entonces todos los movimientos políticos se prepararon para la campaña electoral, Américo y yo nos inscribimos como militantes en el local sectorial de Lince, Américo fue nombrado como integrante de la directiva de la juventud aprista de ese sector, hicimos trabajo proselitista, sin embargo en nuestro barrio de Santa Beatriz notamos mucha resistencia, pues había cierto prejuicio de algunos jóvenes que habían recibido de parte de sus padres respecto del partido aprista, por otro lado Américo notaba y me comentaba que la juventud aprista no dejaba de ser un grupo con atisbos cofradicos y poco tolerante pues debería ser más abierto para llegar a otros jóvenes, sin embargo esa intolerancia era una característica común en todos los grupos políticos existentes, pues en el fragor de la campaña tuvimos encuentros callejeros nada amistosos con jóvenes de otros movimientos políticos que terminaban en descomunal gresca; desde ese momento Américo empezó a desarrollar la idea de crear una organización de juventudes más amplia donde en su seno cobije a jóvenes de distintas corrientes ideológicas para confluir en metas comunes para el bienestar de la colectividad.

En Abril del año 1978 fueron las elecciones y las ganó el Partido Aprista Peruano asegurando para sí el mayor grupo de constituyentes y la presidencia de dicho congreso al haber alcanzado Víctor Raúl Haya De La Torre el mayor número de votos preferenciales.

Los meses siguientes nuestra participación dentro de la juventud aprista de Lince se hizo más efímera ya que tanto Américo como yo nos distanciamos para llevar adelante el proyecto que teníamos adelante, organizar las agrupaciones comunales de juventudes, o como Américo gustaba llamar las agrupaciones juveniles de barrio. Terminando ese año nos enteramos que Víctor Raúl Haya De La Torre tenía problemas de salud, por lo que tuvo que viajar a Houston, Estados Unidos, para un chequeo médico donde se le detectó cáncer a los pulmones en estado muy avanzado fue una noticia tan penosa para nosotros que estábamos preparando el ánimo para lo peor, sin embargo el “jefe “llevó muy estoicamente su enfermedad cumpliendo sus compromisos políticos hasta que las fuerzas lo permitieran. Es así como en la madrugada del 2 de agosto del año 1979 Américo me despertó muy atribulado dándome la triste noticia del fallecimiento de Víctor Raúl Haya De La Torre, al levantarme me percaté que casí todos en casa estaban ya despiertos al lado del antiguo radio que teníamos en casa escuchando los pormenores de la triste noticia, ahí estaba mi papá y junto a él Luis y Ulises también expresando mucha pena; serían las cinco con treinta minutos de la madrugada y aún estaba oscuro el firmamento, al parecer había lloviznado toda la noche y cerca de las siete de esa mañana un leve temblor de tierra nos hizo salir del letargo que la noticia había hecho de nuestro ánimo. Los funerales se hicieron en el aula magna del partido aprista donde fuimos Américo y yo como la gran multitud del pueblo aprista a dar el último adiós al compañero “jefe”. Recuerdo cuando en una carta que Américo le escribiera a un compañero nuestro que por esos años radicaba en Caracas, Venezuela, le decía: “........ Tengo un gran pesar por el fallecimiento del “jefe”; aquel 2 de agosto fue un triste amanecer tanto así que hasta el cielo lloró y la tierra supo estremecerse como queriendo hacer sentir también su gran pesar, ríos de lágrimas recorrieron la avenida Alfonso Ugarte y la multitud no se resigna dejar a su líder; pues Haya De La Torre a muerto..... ¡Víctor Raúl, presente!”

Dante R. Zorrilla Vidalon

(Parte del texto de un inédito que escribí hace ocho años  titulado: “Américo Zorrilla: Vivencias juveniles con mi hermano gemelo”)